¿Quieres perder peso? No comentas estos errores

Seguro que en vísperas de la última gran reunión familiar navideña delante de una mesa la mayoría de nosotras ya estamos pensando en cómo acometeremos nuestros hábitos de alimentación en este año, y como iremos a perder peso en 2022.

Tanta fiesta y tanta comida han pasado su temida factura y la tentación de empezar el año a tope es muy fuerte.

Son sensaciones complicadas, lo sabemos, y muy intensas también. Pero precisamente por ello queremos insistir en que alimentarnos es una de las actividades más importantes que realizamos en nuestro día a día. Debemos concederle toda la importancia que tiene, que es mucha, y no existe una dieta ni una rutina universal que valga para todo el mundo.

Constancia. Ésta creemos que es la palabra clave cuando abordamos un plan de alimentación. Porque la constancia se traduce en resultados más duraderos, una mejor salud, y, muy importante, una mejor relación con la comida y con estos momentos de disfrute, porque comer tiene que ser disfrutar. Así que hoy vamos a contarte nuestros consejos mejor guardados y sobre los que siempre trabajamos.

Saltarse comidas

Aunque existen tendencias basadas en el ayuno, la mayoría de los especialistas recomiendan comer sobre unas 5 veces al día. E incluso los esquemas de ayuno intermitente reconocen la importancia de comer con frecuencia durante las ventanas de alimentación. No es una recomendación basada en un capricho. Si no en la experiencia y, cada vez más, en las recientes contribuciones científicas. Seguramente has oído hablar de los ritmos biológicos, pues bien, existen. El más conocido es el “reloj” que regula nuestros ciclos de sueño y vigilia, pero hoy sabemos que existen bastante más relojes.

El hambre es una sensación con un fuerte componente de regulación hormonal y, por tanto, oscila a lo largo del día. Por otro lado, la microbiota intestinal, encargada de ayudarnos en los procesos de digestión, también posee sus propios ritmos. Aún más, los movimientos gastrointestinales, como los que están involucrados en el rugir de tripas, también siguen un patrón de repetición muy preciso. Todos estos relojes siguen un compás armónico de manera que el desfase de uno afecta al resto. Parece todo muy complejo, y lo es, pero el mensaje a retener es que comer a menudo acompasa maravillosamente bien con el funcionamiento de nuestro cuerpo. Al final, si nos bastase con comer solamente una vez seríamos cocodrilos, no personas.

Comer en cantidades innecesarias e insuficientes.

La lógica y la experiencia nos dicta que, si queremos perder peso, tenemos que comer menos. El problema viene en saber cuánto menos. Como todo en la vida, los excesos nunca son buenos. Tanto por un extremo como por el otro, y esto se aplica también a nuestra alimentación.

Una cierta carencia calórica estimula la movilización de las reservas almacenadas en nuestro cuerpo. Pero llegado cierto límite de restricción el mensaje que reciben nuestras células es que maximicen el ahorro energético porque están en medio de una gran carestía que no se sabe cuánto durará. Este cambio de células gastadoras hacia células ahorradoras es muy brusco, y sus efectos permanecen a bastante largo plazo, incluso por un tiempo que va más allá del punto en que se terminan las restricciones calóricas. De hecho, nuestro cuerpo aprovecha esa ventana de nutrientes extras para incrementar aún más sus depósitos energéticos en previsión de otro evento similar. Nosotras lo llamamos efecto rebote, y bien pensado, ¿a qué es cómo nos comportamos nosotros?

No pienses en hacer dieta, si no en alimentarte.

La palabra dieta tiene un componente temporal limitado en su significado. Mientras que alimentarse no, porque eso lo hacemos todos y cada uno de los días de nuestra vida. Por tanto, si nos planteamos desde el inicio que vamos a hacer dieta estaremos inconscientemente poniéndole una fecha de finalización. Piénsalo fríamente, comer una lechuga todos y cada uno de los días de este año o explorar las mil maneras en que se puede elaborar una ensalada. variedad de brotes, de hojas de vegetales, de hortalizas que aportan color y frsecura, de aderezos y complementos… todas sanas, divertidas y muy saludables.

El peso ideal es un concepto discutido, y discutible.

A los seres humanos nos encantan los números, es algo muy profundo y poderoso, casi como un hechizo evolutivo. Por desgracia, somos muy malos matemáticos y por eso nuestro cerebro siempre está recurriendo a atajos con los que manejar estos números sin esfuerzo. Claro que a veces (muchas) el resultado es un desastre. Como tenemos el ideal inicial de perder peso, lo lógico es que pesar menos sea el logro buscado.

Si aceptamos este razonamiento, nuestro cerebro nos empujará ansiosamente a bajar cifras en la báscula. Pero estaremos cometiendo un error porque si perdemos grasa el peso apenas baja porque la grasa pesa muy poco y abulta mucho. Pero si perdemos músculo el peso bajará bastante deprisa porque los músculos son más densos que la grasa. Por tanto, si sólo nos fijamos en la cifra y en reducir calorías podemos estar perdiendo músculo en grandes cantidades y apenas nada de nuestras reservas energéticas.

Pero también puede suceder que estemos haciendo ejercicio a la vez que modificamos nuestra rutina de alimentación. Ahora, en vez de perder peso estaremos ganándolo porque el nuevo músculo que ganamos supera en peso a la grasa que estamos perdiendo. En resumen, el peso es sólo un número para tener como referencia. Pero no nos debe obsesionar y mucho menos que oscile, es lo más normal, sano y natural en las personas.

Preocuparse solo por lo que comemos, el resultado está en nuestra relación con lo que comemos.

Parece que este año será el año en que empezaremos a reconocer la enorme importancia que tiene la salud mental. Vivir en medio de una fatiga pandémica en una sociedad cada vez más polarizada y aislada a la vez que más expuesta en las redes sociales marca mucho y estar a gusto con nosotros mismos y nuestra vida no es sencillo. Quizá gracias a todo ello los expertos son cada vez más conscientes del gran impacto que la psicología juega en desórdenes alimentarios tan tristemente conocidos como la anorexia o la bulimia.

El vínculo entre la sobreexposición en redes sociales y los trastornos de la alimentación ya no puede obviarse. Pero tampoco hace falta irnos a los extremos. Nuestra relación con la comida siempre ha dependido de nuestras emociones y estados de ánimo. ¿Quién no ha empezado a comer de más en medio de una época de ansiedad o con cambios en la rutina? Son señales que denotan el papel que nuestra mente tiene. Y este papel puede invertirse. Si nos dejamos de obsesionar con nuestro peso y nuestra imagen, y empezamos a disfrutar del comer y de conocer nuevos alimentos veremos como los avances empiezan a llegar.

Con el plan de alimentación personalizado que ofrecemos en Lev, nuestro primer objetivo es mejorar tu relación con la comida, y empezar un aprendizaje que te acompañe para siempre.

Nuestra actitud lo es todo, parece un cliché, pero es muy muy cierto. Así que este 2022 ven a conocernos con una sonrisa, la mantendremos juntos. Pide tu cita gratuita.

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