Miedo a los edulcorantes, ¿está justificado?

¿Qué es un edulcorante?
Los edulcorantes son un tipo de aditivo alimentario que se utilizan para proporcionar un sabor dulce a los alimentos evitando aportar una cantidad significativa de calorías. Por tanto, son sustitutos del azúcar, el cual aporta calorías y sabor dulce. Resumidamente, existen dos tipos de edulcorantes:
- Edulcorantes calóricos: proporcionan un sabor dulce aportando unas pocas menos calorías que el azúcar. Ejemplos de estos edulcorantes son la fructosa, el jarabe de maíz, la miel, la panela o el azúcar de caña.
- Edulcorantes no calóricos: aportan muy pocas o ninguna caloría al organismo. Algunos ejemplos comunes son el aspartamo, la sacarina, la sucralosa, la estevia, el neotame, el acesulfamo K o el ciclamato.
Como puedes ver, el que un edulcorante sea natural (extraído de fuentes vegetales) o artificial no tiene nada que ver con la cantidad de calorías que aporta. Sí que suele suceder que los naturales son más calóricos que los artificiales, pero no siempre, pues la estevia es natural y no calórico. Esto se debe a que el que una sustancia sepa dulce y sea calórica son dos cuestiones totalmente distintas y que nada tienen que ver entre sí. El sabor dulce depende de que así estimule a nuestras papilas gustativas, mientras que las calorías que provee dependen de si nuestro aparato digestivo los puede o no metabolizar.
De hecho, los edulcorantes de síntesis suelen proporcionar cero calorías porque no los podemos digerir, pero pueden ser hasta 10.000 veces más dulces que el azúcar. Por el contrario, la fructosa es sólo 1,5 veces más dulce que el azúcar. Por este mismo motivo las cantidades que deben usarse son muy distintas. Basta una dosis ínfima de los primeros para obtener un nivel de dulzor aceptable. Créenos, no querrías ni serías capaz de tomarte un edulcorante puro.
¿Cuál es exactamente la problemática de los edulcorantes?
A finales de esta semana de julio, el aspartamo, uno de los edulcorantes artificiales más utilizados del mundo, será clasificado por la Agencia Internacional de Investigaciones sobre el Cáncer (IARC), un organismo de la Organización Mundial de la Salud, como «posible carcinógeno». Por su parte, la JECFA, que son las siglas del Comité Mixto FAO/OMS de Expertos en Aditivos Alimentarios, también hará unas declaraciones públicas sobre la seguridad del aspartamo en estas mismas fechas.
Aunque muy seguramente los nombres de estos organismos no resulten familiares, estamos ante los encargados oficiales de evaluar la inocuidad de todas diversas sustancias, incluyendo a los diferentes aditivos utilizados en la industria agroalimentaria. La inocuidad consiste en saber que su consumo no representa un riesgo para la salud.
Gran parte de esta polémica vino a raíz de un trabajo científico publicado en 2022 en el que sus autores vieron que había una relación entre el consumo de edulcorantes (Acesulfamo K y Aspartamo) y el riesgo de cáncer en humanos.
Pero, y aquí vienen los peros, asociación no es causalidad.
Si analizamos el consumo de helados y el número de ataques de tiburones veremos que siguen la misma tendencia a lo largo del año, siendo máximas ambas en verano, para reducirse el resto del año. Pero nadie diría que el consumo de helados te predispone a sufrir un ataque de tiburón.
De hecho, los mismos autores de este trabajo reconocen que esperaban ver que a mayor consumo de estos edulcorantes, mayor riesgo de sufrir cáncer. Y no, lo que vieron es que las personas que más edulcorantes consumían tenían menos riesgo de cáncer que aquellos que consumían menor cantidad.
¿No podría ser simplemente que entre las personas que más edulcorantes consumen haya quienes estén más concienciados con su alimentación y mantienen una vida más saludable? ¡No es en absoluto descartable! De hecho, hábitos de tabaquismo y de actividad física o las calorías consumidas se revelaron como muy importantes a la hora de explicar estos resultados.
¿Qué estudian exactamente estos organismos?
La IARC se centra en estudiar diferentes aspectos relacionados con el cáncer. Especialmente la identificación de agentes carcinógenos, así como evaluar estos riesgos cancerígenos a través de estudios epidemiológicos para comprender mejor las causas del cáncer.
Cada año, la IARC publica una lista de sustancias englobadas en 6 grupos, desde el etiquetado como “cancerígeno para humanos”, al “probablemente cancerígeno para humanos”, “posiblemente cancerígeno para humanos” o “no clasificable como cancerígeno para humanos”. Estas definiciones son muy técnicas, y por eso las decisiones de la IARC son a veces criticadas porque hay que explicarlas y matizarlas demasiado para que no se malinterpreten ni asusten a la población.
Por ejemplo, si consultamos este listado vemos que en el grupo 1, categorizado como cancerígeno para humanos, están sustancias como el tabaco, respirar polvo de madera (serrín), las carnes procesadas o el plutonio. En el grupo 2, categorizado como probablemente cancerígeno para humanos, encontramos diversos fármacos usados en quimioterapia contra el cáncer. Pero también actividades como el consumo de café y otras bebidas muy calientes. O actividades tan comunes como freír alimentos o encender una hoguera de madera.
Y es que esta clasificación de la IARC no es cuantitativa, sino cualitativa.
Es decir, considera el nivel de evidencia que existe entre una sustancia y su relación con el cáncer. Dicho de otro modo, cuánto menos claras estén estas evidencias, más abajo se irá situando en la lista dicha sustancia, y viceversa. Sin embargo, no evalúa que tan peligrosa es dicha sustancia. Así, tenemos que las diferentes sustancias dentro de un grupo tienen un riesgo muy diferente. Y por eso hace recomendaciones diferentes: el tabaco está desaconsejado pero el consumo de carne roja, no, siempre que se tengan en cuenta las cantidades recomendadas. Pero ambos están en el grupo 1.
Por su parte, la JECFA se encarga de revisar y evaluar los aditivos alimentarios. Su función está mucho más restringida. Son sustancias añadidas a los alimentos con el propósito de mejorar sus características de sabor, apariencia, textura o incluso caducidad. Aditivos son los conservantes, colorantes, edulcorantes, emulsionantes o estabilizantes.
Tras las reuniones periódicas con miembros de diversos países y la industria alimentaria, la JECFA emite sus informes con sus opiniones y recomendaciones. Son de gran importancia porque en ellos aparece la ingesta diaria admisible (IDA). Es una cifra igual a la que seguramente hayas visto en las etiquetas de cualquier alimento. En este caso refiriéndose a la cantidad de un aditivo alimentario que se considera segura para el consumo diario de una persona.
¿Y qué conclusión sacamos de todo esto?
Primero de todo, tranquilidad ante las declaraciones de la IARC o de la JECFA. Como vemos, están orientadas a afinar las recomendaciones que hacen y así todos podremos mejorar todavía más. Después de 70 años todavía no existe evidencia de que los edulcorantes causen cáncer, pues eso supondría su prohibición inmediata y total.
Sin embargo, sí que sabemos sin duda que el sobrepeso y la obesidad afectan a la salud de las personas. Si es tu caso, en Lev estamos deseando ayudarte y todo nuestro equipo de profesionales se forma continuamente.
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